miércoles, 18 de mayo de 2011

CAPERUCITA Y FEROZ



Érase una vez, en una de las calles más céntricas de esta misma ciudad, un edificio de 7 plantas con grandes terrazas y ventanales. En el 7º izquierda vivían Caperucita Roja y el Lobo. Se habían mudado a ese precioso apartamento cuando el lobo se colocó en un periódico como crítico gastronómico y Cape terminó la Universidad, licenciándose en Empresariales.
La verdad es que como cuentan los cuentos, vivían felices, con una economía saneada, una hipoteca que no les asfixiaba y bastante tiempo libre. Cape se había lanzado a la aventura de abrir una cadena de tiendas de regalos y papelería. Bueno, en principio solo tenía una tienda, pero para ser buen empresario hay que tener visión de futuro, y ella, visión de futuro tenía.
Aún no tenían hijos, lo dejaban para más adelante, querían vivir un poco antes de empezar con rutinas, colegios, etc.
Rutinas, rutinas rutinas………….

-¡Y una mierda!-dice Cape- mi rutina se llama Feroz.
-¿Eh?- contesta Bea, su empleada
-Pues eso, que me rutina es el pesado del lobo que vive en mi casa.
-…Pero…- Bea está ojiplática
-¡Ni pero ni leches!, ¿ a quién se le ha ocurrido que después del cuento todo va bien?
-Vamos a ver, Cape, ¿qué diablos te pasa?
-Diablos, eso pasa. Este lobo de pacotilla…, que de lobo tiene el pelo, y ni eso ¡que se le cae! Aissssssss, necesito que vuelva a ser mi lobito.
-Cape, sosiega, hija, sosiega…, vamos a ver, ¿Feroz está…?, ¿a Feroz no…?, ¿ Feroz…?
-¡Feroz está pitopausico!, “ Cape que no tengo libido, Cape, me duele la cabeza, Cape que estoy estresado, Cape….” Y yo subiéndome por las paredes.
- Hija Cape, que igual es una mala racha, astenia primaveral, no sé…
Cape llora, como toda mujer de carácter está acostumbrada a salirse con la suya, pero esto le viene grande.
-¿Y qué piensas hacer?
-Mandarle a la porra. Ya no le quiero, no siento mariposillas ni nada. Parece que a este le hicieron para creer que las chicas no queremos gustitos, amorcitos, mimos, ni sentimos…         “ Cape estás enferma, Cape todo día pensando en lo mismo, Cape eres una obsesa…” Aquí traigo la mochila.
- Pero ¿ya lo sabe?
-Lo sabrá cuando vuelva a casa y lea mi nota.

Me marcho a :
Que me miren mejor
Que me escuchen mejor,
Que me toquen mejor
Que me huelan mejor
Que me coman mejor.

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